La virtud de la templanza se describe mejor como el gobierno de uno mismo a través de la razón, estando contento con su estado y siendo capaz de domar sus impulsos y apetitos.
Encontramos un rico cúmulo de sinónimos de templanza. La moderación regula tu atracción por el placer y equilibra tu uso de las cosas buenas de la creación. El autocontrol es cuando eres dueño de ti mismo, domando tu voluntad para producir una acción correcta. La abstinencia es saber gobernar tus pasiones y deseos y ser capaz de decir "no" en los momentos adecuados. La mansedumbre es ser dueño de ti mismo para mitigar tu ira, y es el término medio entre los vicios opuestos de la irascibilidad y la indiferencia ante el mal.
¿Te describe esto? Si es así, bien hecho, eres una persona templada.
Los vicios que se oponen a la templanza son el libertinaje y la autoindulgencia, que se manifiestan, por ejemplo, en los pecados capitales de la gula, donde no hay control en nuestra relación con la comida, o en la lujuria, donde no se ponen límites a los impulsos sexuales. También hay excesos de templanza que pueden llevar a la autonegación y a un ascetismo injustificado en el que se evita todo placer.
¿Alguno de ellos te describe? Si es así, y si tu puntuación en el Test de Virtudes fue baja en esta virtud, entonces puedes optar por trabajar la virtud de la templanza en tu carácter.