La diligencia es la atención celosa a tus acciones y trabajo.
Incluye la ética del trabajo, la puntualidad, el uso inteligente del tiempo y el sentido del deber. Sus sinónimos son celo, atención, trabajo y orden. Aristóteles indicó que la felicidad reside en el trabajo de la propia vida, y la Biblia está bien surtida de exhortaciones al trabajo. La ambición puede ser una virtud positiva, ya que encuentra el orgullo legítimo en el logro y la motivación en el deseo de excelencia.
Junto con la diligencia, podemos pensar en la decencia como una vida conforme a las normas correctas de pureza, limpieza y dignidad. La decencia incluye el orden de la persona, las cosas, la palabra, la sexualidad y una correcta relación con los alimentos y otras sustancias.
¿Esto le describe a usted? Si es así, bien hecho, eres una persona diligente.
Los vicios de la diligencia pueden verse fácilmente en la pereza, la pereza y la acedia, pero los excesos de la diligencia no son tan fáciles de detectar. Los cristianos pueden ser especialmente vulnerables a los comportamientos obsesivo-compulsivos y a las actitudes excesivamente controladoras. Son vicios que restan vitalidad a la vida. La diligencia y el trabajo deben ser mitigados por las prácticas del descanso y el sábado, pues la diligencia también consiste en descansar bien y disfrutar de las bondades de la vida.
¿Alguno de ellos te describe? Si es así, y si tu puntuación en el Test de Virtudes fue baja en esta virtud, entonces puedes elegir trabajar en la virtud de la diligencia en tu carácter.