La constancia es una de esas hermosas palabras antiguas que han caído en desuso. Y, con su pérdida, perdemos el rasgo de la firmeza y la determinación en la búsqueda del bien, en la resistencia a la tentación, en la superación de la pereza, en la demostración de la fuerza de la decisión, en el sometimiento de la voluntad a las opciones razonadas y en la superación de los obstáculos de la vida moral.
La constancia va unida a la lealtad, tanto en las relaciones como en las causas, y a la perseverancia, si es necesario hasta la muerte, para afrontar las pruebas, las dificultades y las persecuciones. La constancia es el largo camino en la misma dirección. Es el maratón de la vida y no un conjunto de carreras cortas.
La constancia es otra virtud fundamental, ya que es la que convierte en primavera a los gorriones que pasan. Convierte un buen acto de virtud en un hábito de virtud y, por lo tanto, forma el carácter. Crea el tipo de estabilidad que unifica los proyectos de tu vida. Séneca sugiere que la mayor prueba de una mente malvada es que vacila continuamente entre la pretensión de la virtud y el amor al vicio. La constancia, en cambio, te mantiene caminando por la misma senda, curando tus vacilaciones y estabilizando tu carácter.
¿Esto te describe? Si es así, bien hecho, eres una persona constante.
Muchas sociedades contemporáneas han sustituido la constancia por la libertad, y han visto proliferar los vicios de la inconstancia, donde los compromisos se hacen y se deshacen con facilidad, del capricho, donde el viento de las emociones y las circunstancias gobierna las elecciones, de la superficialidad y su delgado barniz de virtud, y de la irresponsabilidad, donde nos negamos a atarnos a situaciones en las que los demás van a confiar en nosotros. También hay excesos en la constancia, y debemos estar en guardia contra la terquedad, la obstinación y la cerrazón que nunca cambia ni retrocede.
¿Alguno de ellos te describe? Si es así, y si tu puntuación en el Test de Virtudes fue baja en esta virtud, entonces puedes optar por trabajar la virtud de la constancia en tu carácter.