Esta tercera fase de tu experiencia de educación en las virtudes se centra en la práctica de habituación. En las fases uno y dos has adquirido algunos conocimientos básicos sobre la educación en las virtudes, te has autoevaluado y has identificado una virtud en la que quieres trabajar.
Ahora llegamos a habituación, que es el núcleo de todo el proceso de educación en virtudes. Debes esperar pasar al menos 4 meses en esta etapa.
Pero primero, ¿qué es exactamente habituación?
Hay muchas formas de educar a los seres humanos, y habituación es una de ellas.
habituación se entiende fácilmente respondiendo a la pregunta de cómo llegamos a ser buenos en algo. Pensemos, por ejemplo, en tocar el piano. ¿Cómo se consigue ser bueno? El verdadero secreto está en innumerables horas de práctica y repetición. La educación para tocar el piano consiste en repetir las escalas tantas veces que encontrar las notas correctas en el teclado se convierte en un hábito incorporado. Técnicamente hablando, los pianistas se han "habituado a la práctica". La habilidad, la armonía, el ritmo e incluso la capacidad de improvisación se han convertido en algo natural gracias a la repetición.
Aristóteles es uno de los muchos que han escrito sobre habituación. Afirma que nos educamos en la virtud del mismo modo que en cualquier habilidad técnica: mediante la repetición constante y la creación de hábitos. La virtud se convierte en parte de nosotros mediante la repetición de actos buenos. Éstos, a su vez, se convierten en una "segunda naturaleza" y conforman los hábitos de nuestra alma. Las virtudes, afirma Aristóteles, se perfeccionan con el hábito. Practicando acciones de justicia, nos volvemos más justos. Al enfrentarnos a nuestros miedos, nos volvemos más valientes. Al dar, nos volvemos más generosos, y al abstenernos de los excesos, nos volvemos más templados.
La frase "una golondrina no hace primavera" expresa esta dinámica. La virtud se forja mediante la repetición prolongada y continuada de acciones virtuosas. Los romanos solían decir "Gutta cava lapidem", indicando que a través de la repetición lenta y continua, las gotas de agua acaban desgastando incluso las rocas más duras. Los alcohólicos anónimos tienen el dicho "finge hasta que lo consigas", para sugerir que la clave del cambio genuino es la acción decidida, aunque al principio sólo sea una conformidad externa.
Puede parecer paradójico en cierto modo, pero habituación presupone que el hacer es un preludio del llegar a ser. Uno puede moldear lo que es a través de los hábitos de lo que hace. En ninguna parte es esto tan cierto como en la virtud, y Aquino llegó a afirmar que "las virtudes humanas son hábitos".
He aquí un resumen de cuatro puntos: 1) Los que aún no son virtuosos pueden realizar acciones virtuosas y, por tanto, convertirse en virtuosos; 2) la virtud puede perfeccionarse mediante la repetición; 3) habituación tiene que ver con el ejercicio de la voluntad y 4) habituación acaba produciendo una acción espontánea.
Por supuesto, habituación no garantiza el crecimiento del carácter para todos, y es posible disimular y representar acciones virtuosas que harán poco para formar nuestro carácter. Pero para aquellos que están correctamente motivados y determinados en su voluntad de perseverar, habituación es una poderosa herramienta de cambio.
Hasta aquí la teoría. ¿Qué vas a hacer realmente?
He aquí cuatro pasos básicos de habituación en relación con la educación en la virtud:
En la siguiente sección se examinarán más detenidamente los puntos 2 y 3 anteriores, mientras se identifican las actividades y oportunidades y se redacta un plan.